domingo, 7 de agosto de 2016

XXIV. VIENTO DE CEDRO

No es tan costoso vencer
ese dogma puritano
a que se aferran los niños,
que sólo sobre las gracias
pueden germinar sus risas
verdaderas.

Sabe enraizarse el donaire
en tierras mucho más fértiles:
amistades convenientes,
clientelas productivas
e inquisiciones veladas
tras un cepo.

¿Alguien sospecha del rictus
que defiende su interés,
del goteo de saliva
de quien anticipa el oro,
de la ágil finta al mordisco
cruel del látigo?

Cuando ruca la conciencia,
no exige gran disciplina
el eclipse del dolor,
la retracción de los labios,
ni abrillantar el esmalte
de los dientes.

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