domingo, 2 de julio de 2017

XLI. VIENTO DE CEDRO

La muerte no es atributo
que el pulcro espejo denuncie
con la carencia de aliento.

Ni la puerta de la vida
es el llanto desgarrado
que excita la nalgada
del partero.

¿Qué es vivir sin amar,
sin fatigar las respuestas
en el roce de otros cuerpos?

¿Pueden arrasar las lápidas
el recuerdo de un amigo
como flor que el sol agosta
y devora?

Nacer, morir; levedad
presa en un capricho de agua
que bulle o teje cristal…

Sea la risa compartida,
la húmeda áncora del beso,
o el latigazo de fuego
que es el odio.

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