domingo, 6 de agosto de 2017

XLIII. VIENTO DE CEDRO

Alguien dará el postrer paso
que apenas acallado
movilice ese ejército
latente que nos vigila,
que vela todo camino
y reclama nuestra estancia.

Ya esmerila sus hojas,
desliza quedo sus raíces;
aposta la tolvanera,
las estacas de espadaña
y el musgo que lucirá
su penacho sedicioso
en canalones y gárgolas.

Declina un sol; despunta otro,
y hay un cazador paciente,
un remolino de savia
que aguarda día y noche
la sazón de su cosecha.

No hay comentarios:

Publicar un comentario